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  • En su estudio preliminar a la antolog

    2019-04-28

    En su estudio preliminar these details la antología, Canales advierte, en primer lugar, “la condición proteica” de la escritura najeriana, así como la prolijidad del también periodista —autor de unas dos mil crónicas— además de artículos y ensayos publicados en las páginas de innumerables diarios. El caso del , probablemente es el mejor ejemplo del intelectual finisecular, cuyo modo de vida estaba condicionado por las múltiples colaboraciones diarias en varios periódicos tanto de la capital como del interior de la República. Por otro lado, se puede advertir la personalidad compleja de un escritor cuya identidad se difuminó siempre entre al menos una docena de ingeniosos seudónimos que respondían al sofisticado registro de la escritura a la que estaban ceñidos. Para la fecunda pluma de Gutiérrez Nájera, casi ninguna escritura estuvo vedada; sin embargo, ningún adjetivo puede definir con tanta puntualidad el oficio del modernista como el de . Esto último se debe no sólo a que la cantidad de crónicas del mexicano supere el resto de sus obras, sino por la relevancia que para su momento histórico y para la estética modernista tuvo el género. En su estudio, Canales afirma que “en la diversidad y fugacidad” de la crónica “cabía todo el ancho mundo”; es así que a través de los lectores siguieran las profundas críticas al teatro (“, caballero del cisne blanco”, “Los placeres del lujo”), los juguetones o incisivos comentarios de actualidad de (“La manta de los manteles”, “A propósito de ”) o el estilo epistolar de (“Con perdón de la diosa”, “Lengua ahumada”), entre muchos otros ejemplos incluidos en la compilación. La crónica es en las obras de Nájera, además de profusa, el género que imprimió mayor libertad creativa al contenido de sus temas, razón por la que sus múltiples intereses se vieron arropados más confortablemente en ella. La crónica de , otro de sus heterónimos más conocidos, fue entre otras cosas una expresión de actualidad para el escritor; si bien el humor, la crítica, la reflexión literaria e incluso la frivolidad de la época fueron sus temas recurrentes lo fue, asimismo, la política. Gutiérrez Nájera fue un partidario convencido del régimen político liderado por Porfirio Díaz, al que vio desarrollarse con éxito y compartir victorias y aciertos políticos que documenta la historia, así como del declive cada vez más evidente de un régimen viciado que a la muerte del intelectual todavía le restaban quince años en el poder. Difícilmente se podría hablar de un ímpetu crítico contrario al porfiriato en la pluma del modernista, pero sí puede advertirse —como conjetura Canales— una “mofa” y un cierto sarcasmo en las crónicas de , que acaso podamos leer como el inicio del “desencanto” que pocos años más tarde los herederos de la estética najeriana sí expresaron puntualmente en varios de sus textos difundidos en la y . Como mencioné al comienzo de esta reseña, la antología que me ocupa cuenta con dos “Ensayos críticos” dedicados a hydrophytic leaves la obra narrativa y a la poesía de Nájera, en cada caso los coeditores realizaron las respectivas selecciones de los textos que contiene el libro bajo un criterio muy justo: incluir por un lado, textos muy difundidos y otros más recuperados en compilaciones anteriores, así como algunos de poca difusión que a su juicio representan o bien cierta coherencia en el conjunto de la obra, o bien justamente lo contrario, es decir, que por ser atípicos en la escritura del puedan ser sugerentes para el público. En ese sentido, José María Martínez dedicó sus reflexiones a “La narrativa atípica y vanguardista” del cuentista, de quien destaca cierta “peligrosidad” en el estudio del corpus del que “seguramente no conocemos la totalidad y, que además, está constituido por textos cuya naturaleza no suele ajustarse a los formatos narrativos tradicionales”. Para el coeditor, el enfrentamiento de un lector actual al corpus najeriano puede ser atípico o sorpresivo, puesto que éste se encuentra “mediado” por las expectativas que sobre el cuento literario moderno, la novela tradicional e incluso el le imponen. La observación de Martínez es extensiva al resto de la obra, pues la hibridación genérica o como el propio Nájera la llama en uno de sus célebres ensayos —el entrecruzamiento de escrituras— que como sabemos es inherente a la mayoría de sus textos. El ejemplo más inmediato de esto son los (1883), único libro publicado en vida del escritor. En opinión del especialista, esa reunión de cuentos es “una buena muestra de la flexibilidad” con que se aplicaban diversos términos a varias modalidades de narrativa. Son varias las obras del mexicano a las que según Martínez hermanan la heterogeneidad y lo inusual de sus elementos, entre los que puedo mencionar la novela corta (1884), incluida en la antología, o la que es —hasta donde sabemos hoy— la única novela folletinesca del escritor: (1882), cuyo valor según el académico “es más testimonial, cultural, o histórico que propiamente estético”. Finalmente, la mejor adjetivación que Martínez propone para la narrativa najeriana es la de “atípica y vanguardista”; la primera, en sentido estricto respecto del canon literario tradicional y, la segunda, por su carácter indudablemente innovador en cuanto a la estética decimonónica a la que estructuralmente ya no se puede asimilar.